La primer y más importante cualidad de un prácticante es la humildad.
No puedes andar por la vida creyendo que lo sabes todo y que no necesitas de nadie para desempeñar la labor docente, aunque es cierto que de vez en cuando te encontrarás con maestros que parecen saber menos o casi nada de las teorías del aprendizaje o de los planes y programas que tú, nunca debes sentirte superior a ellos, su experiencia vale mucho más que todos los libros de Piaget que hayas leído.
Ellos suelen fijarse mucho en eso, en si les consultas en algunas situaciones, si les das el respeto y lugar que se merecen (y tienen), en como hablas de las demás personas (generalmente si hablas mal del desempeño de algún compañero o de otros maestros, puede hacerle pensar que hablas también así de él) y sobre todo en cómo eres cuando no los necesitas, me refiero a la hora del recreo, en la calle, en los tiempos que no son de práctica.
Generalmente está bien llevarte bien con tu maestro(a), saludarlo cuando lo veas y hacer las preguntas de cortesía, llevarle algún detalle pequeño al término de la práctica, hasta ayudarle a limpiar u organizar las actividades, aún cuando éstas no sean impartidas por ti.
Lo peligroso está en hacerte su cómplice/cuasi amigo, esto es empezar a involucrarte en su vida privada (a veces es inevitable, pero conviene mantenerse al margen considerando que durante tu carrera practicarás con muchos maestros) o ser sus compañeros de parranda, también es mejor evitar ser el mozo/ayudante que facilita todo el material, planea todas las actividades, limpia el salón, barre la banqueta, cubre al maestro porque pide permiso, le deja planeaciones hechas, o le limpia los zapatos, creéme, siempre quedas mal.
Es muy gratificante ganarse la confianza del maestro, pues te da entrada libre al mejor libro de consulta que existe: la experiencia.
Pero hay que hacerlo con mucho cuidado!
No puedes andar por la vida creyendo que lo sabes todo y que no necesitas de nadie para desempeñar la labor docente, aunque es cierto que de vez en cuando te encontrarás con maestros que parecen saber menos o casi nada de las teorías del aprendizaje o de los planes y programas que tú, nunca debes sentirte superior a ellos, su experiencia vale mucho más que todos los libros de Piaget que hayas leído.
Ellos suelen fijarse mucho en eso, en si les consultas en algunas situaciones, si les das el respeto y lugar que se merecen (y tienen), en como hablas de las demás personas (generalmente si hablas mal del desempeño de algún compañero o de otros maestros, puede hacerle pensar que hablas también así de él) y sobre todo en cómo eres cuando no los necesitas, me refiero a la hora del recreo, en la calle, en los tiempos que no son de práctica.
Generalmente está bien llevarte bien con tu maestro(a), saludarlo cuando lo veas y hacer las preguntas de cortesía, llevarle algún detalle pequeño al término de la práctica, hasta ayudarle a limpiar u organizar las actividades, aún cuando éstas no sean impartidas por ti.
Lo peligroso está en hacerte su cómplice/cuasi amigo, esto es empezar a involucrarte en su vida privada (a veces es inevitable, pero conviene mantenerse al margen considerando que durante tu carrera practicarás con muchos maestros) o ser sus compañeros de parranda, también es mejor evitar ser el mozo/ayudante que facilita todo el material, planea todas las actividades, limpia el salón, barre la banqueta, cubre al maestro porque pide permiso, le deja planeaciones hechas, o le limpia los zapatos, creéme, siempre quedas mal.
Es muy gratificante ganarse la confianza del maestro, pues te da entrada libre al mejor libro de consulta que existe: la experiencia.
Pero hay que hacerlo con mucho cuidado!
2 comentarios:
Y si... como en todas las relaciones interpersonales hay que tener mucho cuidado en la manera en que nos comportamos y en que nos mostramos a los demás.
tenias razón, fué muy triste. traté de rectificar algo, e hice una variación opus II de mi post, soló que como no creo que me dejen publicarlo en HD-B, lo publiqué en mi blog.
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